Por Debajo de las Sábanas

Otra vez la adrenalina de la situación, ella haciéndose la dormida y yo también, ambos cómplices de un secreto que podría mandar todo a la mierda, esta vez tampoco pude aguantar esos deseos de tocarla, de sentir su piel, teniéndola tan cerca, podía sentir el olor a sus ganas, el corazón a mil, ya no tenía al menos esa culpa que tuve en un principio, años atrás cuando ella era tan chica, eso al menos había cambiado, ahora lo que sentía era el miedo a que mi mujer nos descubriera.

Mi hijastra estaba dándome la espalda, y yo como ya varias veces no aguanté y me bajé el short del pijama, mi verga estaba dura, quería que ella supiera lo que estaba haciendo, me estaba masturbando, pensando en ella a unos 10 centímetros de distancia, sutilmente con mi mano libre rozaba sus nalgas de quinceañera, ya tantas veces le había tocado esas nalgas y su vulva esponjosa, claro que todo como parte de un juego, que teníamos ya hace un año.

Entre las luchas que hacíamos, teníamos el pretexto perfecto para poder tocar «por accidente» nuestras zonas erógenas, a veces ella se montaba sobre mí y se comenzaba a mover mientras entre risas y gritos de pelea, ambos sabíamos que estábamos rozándonos…

El olor de su cabello, el olor que salía de sus hombros, todo me excitaba más y más, tomé su mano y la puse en mi pene, ella siguió haciéndose la dormida, apreté sus dedos en contra de la circunferencia de mi tronco, y comencé a masturbarme con su mano, después de un rato sentí como ella apretaba su mano, la sensación fue increíble, si bien ella me la había agarrado antes, por sobre la ropa, era la primera vez que me la tomaba a piel desnuda, comencé a salivar, pensando en que mi hijastra me estaba masturbando, y que tenía su culito a una mano de distancia, acaricié sus nalgas con más fuerza, ella seguía haciéndose la dormida. Tenía tantas ganas de que ella volteara y me besara, que me dijera que ya no aguantaba más está situación y que quería sentirme dentro de ella… Ella era mi obsesión… Y aún sigue siéndolo.

El ambiente estaba tan caliente debajo de esas delgadas sábanas, colé mi mano por sus glúteos, y comencé a bajar lentamente su pijama, disfrutando cada centímetro de piel descubierta, mi mano se coló por entre sus nalgas, estaba tan caliente y húmedo ahí, me preguntaba cuál sería el sabor de.mi hijastra de seguro sería el sabor más exquisito que jamás podría probar…

Recordé en ese momento la primera vez que la ví, tenía 10 años, aún era una niña, y yo su nueva figura paterna, pero en tres años ella se había convertido en una señorita, con cuerpo de mujer, se desarrolló mucho más rápido que sus amigas, y yo comencé poco a poco a quedarme pegado mirándola por más tiempo, y luego más tiempo, y luego vinieron los juegos de manos, y luego que ella me viera desnudo, y luego yo verla desnuda saliendo de la ducha, finalmente llegaron las veces en que me masturbaba a su lado, mientras silenciosamente la tocaba, y mientras al otro lado, mi señora dormía sin enterarse de nada, bueno… Salvo esa vez en que mi hijastra me mordió y me dejó un chupón, creo que fue la única vez que mi señora pudo evidenciar, algo de lo que no quería darse cuenta…

Cuando ya llevaba la mitad de sus nalgas descubiertas, escuchamos:

– Miguel!! Javiera!! Esta listo el almuerzo!!

Y eso fue todo lo que se necesitaba para enfriar los ánimos como con un balde de agua fría, ella sacó su mano, me miró y se levantó, yo la tomé de la cintura para que no se fuera, a la mierda el almuerzo, a la mierda su mamá! A la mierda todos!! Yo solo quería estar con ella, desnuda y brincando sobre mi verga, lamiéndose las tetas mientras me miraba con cara de diabla, esa cara que ponía cuando jugábamos…

mientras silenciosamente la tocaba, y mientras al otro lado, mi señora dormía sin enterarse de nada, bueno… Salvo esa vez en que mi hijastra me mordió y me dejó un chupón, creo que fue la única vez que mi señora pudo evidenciar, algo de lo que no quería darse cuenta…

Cuando ya llevaba la mitad de sus nalgas descubiertas, escuchamos:

– Rubén!! Nicole!! Esta listo el almuerzo!!

Y eso fue todo lo que se necesitaba para enfriar los ánimos como con un balde de agua fría, ella sacó su mano, me miró y se levantó, yo la tomé de la cintura para que no se fuera, a la mierda el almuerzo, a la mierda su mamá! A la mierda todos!! Yo solo quería estar con ella, desnuda y brincando sobre mi verga, lamiéndose las tetas mientras me miraba con cara de diabla, esa cara que ponía cuando jugábamos…

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